Translate

10 abril 2024

un sueño

   De nada sirve seguir dormida porque no estoy dormida, sé que hay algo más grande que todo lo que existe sosteniéndonos. Todo cobra sentido cuando entendes que nada de lo que hacemos materialmente tiene sentido. Ese hilo que nos conecta a la vida puede ser tan delgado y tan efímero por momentos o siempre. No tengo en claro todavía la delicadeza de la vida en nuestro cuerpo. No tengo seguridad en cuánto el alma se esfuerza por permanecer en este plano o si al mínimo desbarajuste se quiere escapar.

   La vida es muy delicada, muy volátil y no nos damos cuenta. Somos un esfuerzo energético constante, minuto a minuto, segundo a segundo. Como un sueño. Algunos tienen el dormir ligero y otros pesado. Ahí radica la facilidad en morirse. Si existe un cambio o ruido muy brusco es fácil que el alma se despierte rápidamente, como en una pesadilla pero hay otros que están sumidos en un sueño largo y pesado.

  Morirse es despertar, es darse cuenta que nada de lo que experimentamos fue real, fue una ilusión, una creación de ese inconsciente, fue un rato de jugar, de imaginar y soñar en el plano terrenal. Mientras fue vivido fue real en sí mismo pero una vez despiertos sabemos que esa es la verdadera realidad. La que está del otro lado. Los que viven en búsqueda de su verdadero ser, sueñan despiertos en ese dormitar. Ellos pueden controlar el sueño, ir a donde quieren ir. En este plano terrenal el que trabaja su espiritualidad puede controlar la energía y por consecuencia, construir su realidad a gusto y piacere. Si todo esto es un sueño, los espirituales son los que sueñan consciente.

   Soñar consciente te libera del dolor, te hace impenetrable. Darse cuenta de que todo este plano terrenal es temporal y perecedero te libra de las ataduras que toda esta sociedad constantemente pone sobre nosotros los mortales. Entender que quien busca su verdadero ser, esta buscando despertar mientras continua dormido, lo cual tiene como beneficio no sufrir por las ilusiones que existen en tal ficción. Nos desapegamos de lo que pase en el sueño porque sabemos que tarde o temprano vamos a despertar y sufrir por algo que no tiene verdadero peso ni importancia es sufrir por gusto.

  Por nada de este mundo hay que acostumbrarse al dolor, ni naturalizar las desgracias, el malestar o el sufrimiento porque nos aleja del verdadero ser. No somos nuestro nombre ni nuestro hogar. No somos nuestros familiares o nuestra historia. No somos nuestros títulos ni nuestros bienes materiales. Somos mucho más que eso. No somos las muertes que duelamos, ni tampoco somos el sufrimiento que padecimos. No somos nuestros pensamientos, somos el que observa esos pensamientos.